Y después los racistas somos nosotros...
sábado, 26 de septiembre de 2009
El delantero senegalés del Blackburn Rovers, El-Hadji Diouf, ex jugador del Liverpool, se encuentra en una extraña situación. Esta vez no ha sido él la víctima de un ataque racista sino todo lo contrario. Resulta que la policía ha abierto una investigación respecto a un supuesto acto racista protagonizado por el internacional africano hacia un recogepelotas de Goodison Park –donde el Rovers perdió por 3-0 ante el Everton– al que habría llamado “jodido blanquito” ante la tardanza en entregarle el balón en un saque de banda.Hasta aquí lo que dice el sitio español Sport.es, sobre el incidente que tuvo a varios miembros de la redacción de Infomarto con ataques de pánico por varios días. Claro, no todos los días se ven cosas como éstas. Uno pensaría que, en el siglo XXI, los negros deberían tener asumido que la esclavitud es la única forma posible de justificar su existencia, pero no. Siempre hay algún desubicado que cree que porque juega al fútbol o cuenta con un pene de 25cm tiene derecho a los mismos privilegios que a la gente de bien.
"Bueno, un negro comportándose mal, cosa de todos los días", dirá el lector. Y tiene razón, pero piense un segundo. Se está discriminando a una persona de bien, trabajadora y de tez blanca. Algo aceptable, si quien hace el comentario es otra persona de bien, trabajadora y de tez blanca, pero con un status social superior. Claro que, cuando vemos que el racista es éste, se queman absolutamente todos los papeles. Si señora, tenían razón cuando le dijeron que el mundo estaba al revés: un negro discriminó a una persona. Como dijo el afamado filósofo Kurt Lutman, es el pato tirándole a la escopeta.
Es ciertamente lamentable que este hecho no haya tenido más repercusión en los medios. Repito, estamos hablando de UN NEGRO DISCRIMINANDO A UN BLANCO. Si Marley saliera a hacer chistes sobre la inteligencia de cualquier forma de vida más desarrollada que una cucaracha, despertaría en cada uno de nosotros un "che, fijate que acá algo anda mal", seguido de la lógica reacción popular y el linchamiento del pelotudo éste en Plaza de Mayo. Para quienes gustan de las comparaciones futbolísticas, estamos hablando de un hecho similar a Gustavo Cabral diciéndole "patadura" a un compañero; o a Darío Silva quejándose porque el delantero que lo acompaña le pega siempre con la de palo.
Infomarto hace público su apoyo al joven alcanzapelotas, y le recuerda al Hadji Diouf que discriminar está mal, sobre todo si la vida lo discriminó a uno dándole ese color de piel y las más variopintas enfermedades venéreas.
Y después los racistas somos nosotros...
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