Alguien tenía que decirlo

"¿Qué preferís: la verdad, aunque duela, o una mentira que te deje tranquilo?" Esta pregunta, tantas veces repetida por padres, amigos, novios y notas de Facebook, casi siempre encuentra una misma respuesta. A todos nos satisface más la cruda verdad. Saber lo que en realidad pasa, aunque nos duela en el alma. O al menos eso decimos. Porque en realidad, muchas veces nos mentimos, incluso a nosotros mismos, con tal de evitar escuchar la verdad.

Pasa en todos los ámbitos de la vida, por supuesto, y la política no iba a ser la excepción. Quizás incluso sea uno de los campos en los que más se nota ésto. De la boca para afuera, todos estamos en contra de la pena de muerte y la violencia para luchar contra el crimen. Sin embargo, íntimamente pensamos que estaría buenísimo (?) que ese niño de diez años que nos robó la billetera (seguramente para comprar pegamento, porque con eso se drogan los malditos) sea violentamente ejecutado por la autoridad policial, que así cumpliría con su función: cuidar al ciudadano trabajador de la delincuencia que florece en las calles.

Nadie lo dice, no obstante, y todos hablan de planes de reinserción, de educación, incluso de tratar al delincuente como una persona. Así no vamos a ningún lado, porque si bien secretamente coincidimos en que la violencia es la mejor manera de terminar con la violencia, la gente no lo hace público (quizás por mostrarse políticamente correcta), y nuestras leyes terminan siendo blandas tonterías que provocan risa en los criminales, que saben que en este país no tendrán mayores problemas para seguir con sus fechorías.

Alguien tenía que decirlo, y alguien lo dijo. Miguel Ángel Coradini, concejal de la localidad de Arroyo Seco, pidió "tomar el toro por las astas" y "moler a golpes los huesos" de los delincuentes juveniles que arrasan con su ciudad. Descalificó también la reinserción social y la educación, alegando que no causan efecto alguno (algo con lo que este humilde cronista coincide totalmente). Según publicó el diario Clarín, un vocero de las autoridades policiales declaró que "Tenemos el caso de un chico de 16 que este año tiene 12 o 13 ingresos en la comisaría", lo que demuestra más que fehacientemente que Coradini está en lo cierto.

La delincuencia no conoce de edades

"Esto da para la risa, pero en serio, no maten a nadie, pero mátenlo a cintazos", dijo entre otras cosas, el Concejal. Entendemos que haya querido calmar un poco los ánimos del concejo, que seguramente estaba escandalizado ante tamaña declaración, acostumbrado a escuchar dulces mentiras. Pero, poniendo las cosas en claro, no da para la risa. Es un tema serio. Y los cintazos, si bien son una medida excelente para empezar, son insuficientes a largo plazo. No es cuestión de limitarse: hay de donde elegir. Cachiporras, balas de goma (o de plomo, por qué no), picanas, o simplemente golpes de puño bien dados. Opciones sobran. Es cuestión de empezar a hacer uso de ellas. Después de todo, nuestra seguridad está en juego.

Alguien tenía que decirlo, y alguien lo dijo. Desde este blog respaldamos al concejal Coradini, y guardamos la esperanza de que esto no quede en la nada. Ya tuvimos suficientes mentiras. Necesitamos que la verdad empiece a ser oída. Ojalá que ésto haya sido nada más que el primer paso.