Deportes en el recuerdo: de negros y de blancos, de Grafite y De Sábato (?)

"¡Yo sabía, yo sabía, queeee Grafite, no come todos los días! ¡Canten putos!" (?)

Conocer y respetar la historia es fundamental para encontrar las causas de los sucesos que vivimos a diario. Si desde este medio se repudia a Black Superman no es porque creamos que una persona de color no puede ser superhéroe. Es simplemente porque Superman es blanco desde su nacimiento mismo, y un "cambio de color" sería un insulto a su historia, a su creador, al propio superhéroe e incluso a Christopher Reeve, y por ende a todas las personas en silla de ruedas y/o muertas (?). Las causas de que un Superman negro sea un agravio a la sociedad toda las debemos buscar en la historia del personaje.

El deporte de ninguna manera debería ser ajeno a ésto. Sin embargo, lo es (?). En el deporte se da una situación particular: aquí la historia no la escriben únicamente los vencedores. En un partido de fútbol existen -como mínimo- 3 versiones de los hechos: la del espectador neutral, la de los ganadores y la de los perdedores, en la que seguramente consta que fueron víctimas de múltiples injusticias arbitrales, pero cantaron todo el partido o llevaron 40.000 personas de visitante. El asunto se complica aún más si consideramos que en algunos partidos (digamos Central-Racing) no podemos contar con la versión del espectador, porque éste se tapó los ojos para no ver al balón sufrir semejantes atrocidades, porque el humo emitido por los técnicos le impide totalmente la visión del campo de juego, o porque directamente no hay espectador alguno, si hablamos de Arsenal. Notando esta falta de objetividad para con la historia, Infomarto se propuso dar, con esta nueva sección, una versión clara y sin tendencias, de episodios controversiales ocurridos en el ámbito deportivo.

El suceso que hoy nos ocupa se dio durante la Copa Libertadores del año 2005. El grupo 3 era, hasta el momento, el ejemplo utilizado por activistas antiracismo y promotores de la paz para demostrar que personas de diferentes razas podían disputar una competencia deportiva sana, sin problema alguno, ya que estaba conformado por Santos (Brasil), The Strongest (Bolivia), Universidad (Chile) y Quilmes, de nuestro país. El partido entre Santos y Brasil, no obstante, les iba a demostrar lo equivocados que estaban.

Hasta el minuto 44 del ST, todo transcurría con normalidad; es decir, no había rastros de violencia, Santos intentaba jugar por abajo y Alfaro insistía con el planteo defensivo aunque tenía 3 pepas adentro. No obstante, en ese momento todo cambiaría. Leandro Desábato (Quilmes), quizás enojado por el 3 a 1 que Santos le estaba propinando a su equipo, le gritó "Negro cagón" al brasileño Grafite, que en ese momento pasaba por al lado suyo. Viendo que el jugador del Santos intentaba emular a Abbondanzieri (en otras palabras, no reaccionaba), el Chavo decidió recurrir al cantito, que siempre es efectivo, y soltó un "Negro sos un muerto de hambre, negro vos sos un botón, vos habrás hecho tres goles, pero yo te hago jabón". La televisión brasileña capturó ese momento, e inmediatamente el relator comenzó a pedir la detención del argentino.

El facho de Sábato (?)

Finalizado el partido, la policía intervino rápidamente y detuvo a Desábato dentro del mismo campo de juego. A partir de aquí la historia es conocida: idas, venidas, justificaciones, pedidos de disculpas y toda la parafernalia innecesaria que rodea este tipo de episodios. Los medios de comunicación de ambos países repitieron incontables veces el suceso. Algunos, los más comprometidos, trataron de hacer un análisis: "No digo que lo que hizo Desábato esté bien, pero la verdad que yo lo entiendo, ir perdiendo 3 a 1 y que se te cruce semejante bolsa de mierda por enfrente...", declaró un periodista de Radio 10. A casi cuatro años del suceso, es tiempo de hacer el análisis nosotros.

Lo primero que se ve a las claras que el racismo seguirá existiendo. Es una condición propia del ser humano. Viene dado por la genética, y no existe nada que podamos hacer para cambiar eso. Habrá que buscar, entonces, la solución por otro lado. Y como "para cambiar el mundo, empiezo por mí", empecemos por el deporte, que es lo que nos concierne. No creo que sea tan difícil, es más que nada cuestión de trabajar duro para lograrlo. Intentémoslo. Y a lo mejor, el destino nos sonría y tengamos, en 2010, una Copa Santander Libertadores para jugadores de piel blanca y una Copa Kosiuko-Nike Libertadores para deportistas de piel oscura, para terminar, de una vez por todas, con el racismo en el fútbol.