Cuidando al ciudadano, primera entrega

Para los fanáticos del fútbol dispuestos a asistir a una Copa Mundial, uno de los factores que pueden determinar que vean realizado su sueño o se queden amargados en casa es, sin duda alguna, el país en el cual se realiza el evento. Uno puede ser un enamorado del fútbol, pero si los estadios están ubicados a lo largo de la franja de Gaza, la decisión correcta muy probablemente sea no asistir.

En este mundial, las incertidumbres en este aspecto son mucho mayores que años anteriores. Tratándose Sudáfrica de un país complicado en muchos sentidos, los fanáticos del fútbol de todo el mundo pensaron más que nunca antes de largarse a la conquista de tierras africanas. Los medios, seguramente presionados por la FIFA (en el afán de evitar que el evento sea un fracaso), mencionaron únicamente los inconvenientes que saltaban estrepitosamente a la vista: la inseguridad y las peligrosas enfermedades que rondan el país; dejando de lado completamente otros problemas, quizás menos conocidos pero no por ello menos importantes. Vale la pena mencionar el hecho de que la población caucásica es escasísima (menos del 10% del total de los habitantes); o que algunas especies de monos tienen un lenguaje más avanzado que el de la mayor parte de la "gente" que habita el territorio sudafricano.

No obstante, creemos que, teniendo ciertas precauciones, es posible sobrevivir a la Copa del Mundo sin mayor inconveniente. Por este motivo, hoy llega la primera entrega de Cuidando al ciudadano, una serie de fascículos coleccionables que ayudará al turista a sobrellevar su estadía en Sudáfrica, país del tercer mundo con serias chances de pasar a ser del cuarto.

La presencia de actitudes caníbales en gran parte de la población sudafricana es un tema que ha preocupado, innecesariamente, a muchos ciudadanos. La propia definición del término explica por qué no se trata de un problema en este caso: se habla de canibalismo cuando determinados seres vivos se alimentan de miembros de su misma especie. El ciudadano tiene que guardar la calma, y recordar que no pertenece a la misma especie que los nativos del continente africano. De hecho, es bastante posible que ni siquiera exista un antepasado común entre ambas.

Sin embargo, el turista sí debería preocuparse por la antropofagia, o la práctica de alimentarse de seres humanos, que últimamente ha ganado popularidad entre esta especie. Los ataques generalmente ocurren en horas de la noche, cuando la oscuridad permite a estos seres mimetizarse mejor con el ambiente. Guiados, seguramente, por el instinto animal, rara vez matan a su víctima, sino que sólo muerden algunas partes de su cuerpo, quizás con la esperanza de que éstas se regeneren como lo haría la cola de una iguana. El área de mayor peligro son las pantorrillas: dado que los atacantes no caminan erectos sino en cuatro patas, las mismas les quedan al alcance de su poderosa mordedura.

En algunos casos, los ataques pueden llegar a partes más sensibles del cuerpo

Infomarto quiere, entonces, recomendarle a todo ciudadano que circule por Sudáfrica el uso de dos canilleras por pierna, colocando una detrás y una delante, de forma tal que rodeen a la misma como si de un yeso se tratase. Este sencillo pero práctico implemento debería ser suficiente para mantenerse a salvo de la gran mayoría de los ataques.