Se oscurece aún más el panorama nacional
lunes, 31 de agosto de 2009
La Comisión Nacional para los Refugiados (Conare) entrevistará hoy en Rosario a 14 cachorros (?) africanos, que llegaron a territorio nacional como polizones en un barco, buscando un futuro que quizás no les pertenece. Las crías escaparon de sus lugares de origen, y arribaron hace unos meses a nuestro país, en el que, dependiendo del resultado de la entrevista, podrán quedarse o no.
La mayoría de los ilegales tienen entre 17 y 20 años, y residen principalmente en habitaciones rentadas con dinero del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). Al principio se los alojó en hogares Ho.Pro.Me, pero se terminó desistiendo de esta opción cuando se observó una preocupante tendencia al desacato de las normas entre los jóvenes, que prefieren vivir por su cuenta, generalmente vendiendo porquerías bijouterie.
No obstante, los tres refugiados más pequeños, de 11, 14 y 15 años, residen en el Hogar de Mujeres Bigadienses, de la localidad de Bigand, cercana a Rosario. Se intenta que lleven la vida que llevaría cualquier niño argentino -decisión totalmente equivocada, en opinión de este medio-, logrando incluso que se desempeñen como futbolistas en dos clubes de la ciudad. Por si fuera poco, los morochos tuvieron la chance de ver al equipo de Primera División de Newell's Old Boys, club en el que -agárrese de la silla- se estarán probando los próximos días.
La charla de hoy, entonces, es clave para el futuro de los africanos y, por qué no, para el futuro de la Argentina. Permitir a estos jóvenes residir en nuestro país no hace otra cosa que aumentar los índices de analfabetismo, delincuencia y asesinatos a sangre fría, y traer a nuestro territorio alguna peligrosa enfermedad de la que son portadores ratas, cucarachas, vinchucas y estos especímenes. Como el lector ya habrá imaginado, si el fallo es favorable a los muchachos, no tardarán en llegar cientos o miles de
Esta tarde, Argentina se la juega, y nadie lo sabe. El fallo puede ser favorable a los jóvenes o favorable a la civilización, la seguridad y el progreso. Es el deseo de este medio que la segunda posibilidad se haga realidad. Y que, si por esos vicios del destino, los africanos consiguen su permiso, sea el pueblo quien ponga la cuota de sentido común y lo revoque, linchando a los morochos en una plaza. Para mostrarle al mundo que no cualquiera puede habitar nuestro suelo, y dar así un enorme paso adelante.
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